Si le entrega dinero, agrupe el mismo por su valor.
Si convive con ella procure que las puertas y ventanas permanezcan totalmente abiertas o cerradas, informe de los cambios que se produzcan en la ubicación de los muebles.
No modifique su modo de hablar para evitar ciertas palabras y expresiones como «ciego» o «ver»: hable naturalmente.
Cuando acompañe a una persona ciega, procure mantener conversación y avísele cuando se marche.
Para indicarle donde sentarse, lleve la mano de la persona ciega al respaldo del asiento, sabrá sentarse por sus propios medios.
Cuando entre o se retire de una habitación donde se encuentre una persona ciega, indique su presencia o anuncie su ausencia.
Señor conductor de transporte público: cuando un ciego descienda de su vehículo, cuide que no lo haga frente a un obstáculo ni lejos del cordón. Si observa una persona ciega esperando un colectivo, pare y pregúntele si es ése el transporte que desea tomar.
La ceguera sólo impide ver. Una vida productiva e independiente, no depende de la visión.
La compasión aumenta la dificultad de la persona ciega. El trato igualitario la dignifica y ayuda a desenvolver su vida normalmente.
Los niños y adultos ciegos o disminuidos visuales, tienen el derecho natural de igualdad de posibilidades educativas, laborales y de integración social.
Si una persona ciega acepta su ayuda, ofrezca siempre el brazo opuesto al que lleva el bastón, pues así, podrá seguir y realizar los mismos movimientos que usted.